Que no hay devoción a santos en el imaginario colectivo de muchos barceloneses?
Que la creencia milagrera pertenece al falso tópico de la España castiza = beata?
Pues lamentamos anunciaros que en Barcelona hay delirio por santos, y muy catalanes!
Aquí tenemos uno y muy moderno, qué no falte eso en esta ciudad! La veneración a este santo se remonta a tan sólo 200 años, justo cuando formar parte de círculos espiritistas en esta ciudad era, por entonces, de lo más snob.
Y es que en Barcelona se tiene la capacidad de cambiarlo todo por la vía de lo estético y lo biensonante, a lo que allí llaman santurrón aquí le llaman místico, pero al fin y al cabo no deja de ser fe.
Este altar está dedicado a un barcelonés que murió a los 22 años de edad, dicen que predijo el incendio de los almacenes donde trabajaba, también la fecha de su muerte. Se le atribuyeron poderes curativos y sus creyentes llegan hasta aquí para dejar una promesa escrita en su lápida.
La leyenda dice que si se visita este nicho no podemos volver por donde hemos venido, sino salir hacia delante y sin mirar atrás.
Aquí reina la calma y el silencio, es un lugar donde podemos observar cómo transformamos nuestra fe en todo tipo de fetiches. Y aunque muchos de nosotros poco podemos empatizar con la idea de las promesas divinas, el lugar invita a parar nuestros relojes y reflexionar sobre la esperanza que los creyentes han ido depositando en forma de flores artificiales, imágenes de vírgenes, escapularios, peluches o piezas ortopédicas. Un mosaico de amuletos que nos hace reconocer que la fe no deja de ser una capacidad.
Y con tanta reflexión, nos hemos topado con una cita que viene al caso:
El delirio sirve para ver la realidad en la cuerda floja
El delirio exagera, magnifica, reduce o hace las cosas enormes
El delirio con sus distorsiones no se aleja de la realidad sino para verla mejor
Alberto Laiseca
Esta vez no dejamos rastro, ni del nombre del Santo ni del lugar, lo dejamos a vuestra investigación: